viernes, 22 de abril de 2011

Breves consideraciones 1…

Sobre el tiempo.

El tiempo, hay quienes dicen que es relativo, otros hablan de tres tiempos; pasado, presente y futuro, también hay personas que creen que el tiempo no existe. Yo no sé cuál de esas tendencias seguir, pero si tengo unas breves consideraciones sobre el tiempo.

El afán de mirar el reloj, ese incesante tic de levantar la mano izquierda y recogerse la manga de la chaqueta para ver en qué posición están las manecillas, o la más moderna compulsión que consiste en meter la mano en el bolsillo y sacar el teléfono celular para ver qué hora está marcando ese reloj, son inconscientes ataques que nos mantienen esclavos del tiempo.

Lo cierto aquí es que cuando se mueven los engranajes que impulsan el débil contoneo de las manecillas del reloj, si hay cambios en el mundo, esos cambios son tan leves algunas veces y otras tan trascendentes, que nos permiten ignorar momentos, o reconocer instantes que cambian la historia.

Mi corazón siente el pasar del tiempo, tiempos felices y desesperados, hay veces que me han revivido el pasado, confundiéndome e incluso mintiéndome, pero cuando se trata de un pasado alegra, creo que solo lo identificamos como el presente que quisiéramos vivir, tal vez porque nuestro presente no es autentico, y a pesar de las decisiones que tomemos solo nos sentimos incompletos, insatisfechos tratando de llenar vacios generados por el pasar del tiempo. Pero si nuestro pasado fue tortuoso, quizá solo pensemos en el más etéreo de los elementos del tiempo, el futuro, un incierto infinito, un devenir donde solo nuestras pobres esperanzas nos mantienen pensando que todo futuro será mejor.

No sé si sea posible para mí hablar de todas las variantes del tiempo, pero si siento que es él quien nos atormenta, quien nos persigue como esa sombra del pasado que siempre nos pisa los talones, y cuando nos alcanza nos quebranta. También es él quien nos mantiene inseguros, con el misterio del mañana. Y es él quien nos complica con los obstáculos del presente.

Creo que el tiempo le da un cierto misterio a la vida misma, y un escenario para que esta ocurra, pues al final la vida solo seria eso, un recuento de tiempo empleado en algo, un hacer, un pensar, un decir, un sentir.

Estar consientes del tiempo y sus castigos nos hace estar vivos, nos hace querer experimentar, anhelar, revivir y olvidar, nos inspira y nos destruye, es el peor y el mejor amigo que se puede tener.

El tiempo, inevitable e ineludible,  es el espacio que tenemos para crear y destruir, para amar y odiar, sentir y olvidar, somos sus esclavos y juega con nosotros con su simple seguir, cada leve movimiento de los engranajes que sacuden las manecillas del reloj, marcan instantes, instantes que son, fueron y nunca más serán.

R. Saldarriaga

martes, 5 de abril de 2011

Falsa Catatonia

Él estaba allí, sentado, ya no podía recordar cuantos cigarros había fumado, pero juzgando la espesa atmosfera que lo rodeaba sabia que pronto llegaría al límite. Su única preocupación era evitar la visión de su vaso vacio, vacio como el que se sentía a su alrededor. Solo lo acompañaban sus pensamientos, tan turbios como el humo que salía de su boca, ni todos sus compañeros riendo al unisonó, ni las palabras de mil poetas ya perdidos, podrían sacarlo de su falsa catatonia y darle claridad a las palabras que daban vueltas en su mente y perforaban su espíritu, como el llanto azul, crudo, de un ser que ve su vida ante sus ojos y se da cuenta que esta un callejón rodeado del terror de una vida desperdiciada, que rompe la aparente quietud de la noche oscura.

La realidad, su realidad, lo invade de repudio y parece que no puede escapar, da un sorbo más a su bebida esperando con ansias la inconsciencia etílica, pero no es su noche de suerte. Y sigue allí, sentado, haciendo caso omiso de las palabras, chistes y melodías vacías que flotan, orbitando a sus cercanías.

Su vista ya no podía estar más nublada, pero la niebla estaba en su interior, pues seguía siendo testigo de lo que ocurría fuera de las paredes de su piel, y no pensaba, solo trataba de esquivar tantas palabras, frases, recuerdos, imágenes e ideas que intentaban penetrar la seguridad de su mente.

Cada vez más el pasado lo intentaba atormentar, recuerdos de antigua felicidad, momentos que creía irrepetibles, únicos, trataban de aplastarlo como una violenta avalancha sobre un bosque que espera quieto quedar atrapado por la fría nieve, que algún día significaba su mayor felicidad. Ya lo comprendía, era su pasado el que lo atormentaba, ante la visión del futuro que ya no tendría, que debía dejar de buscar. Era su propia mente confabulada con su corazón quienes guiaban la traición en contra de su propio ser. Y era ciertamente difícil de creer, sus propios recuerdos que tanto atesoraba se ponían en su contra, y ya no tenía tiempo, pues hacia atrás no es posible ir, pero él no cesaba de mirar a través del retrovisor.

Por fin lo supo, él y solo él, en un círculo engañoso habitaba. Y claro la respuesta no podía ser más clara, ni siquiera el agua del más puro manantial podía ser más clara. Era precisa, sagaz, atroz la verdadera respuesta, y todo el tiempo estuvo frente a él, pero su celestial imagen lo cegaba, no lo dejaba ver. Lo que para él era oro, para ella no era nada, nada. Sin concepto de trascendencia, horas, días, meses, años, a la basura y ¿Qué obtenía él? Nada.

Y entonces lo dijo:

Ese nosotros, nunca existió.

La habitación entera quedo paralizada, él con la mirada en el vacío, y el mundo con sus ojos sobre su rostro  no comprendía, esa frase retumbo dentro de tanto ruido como el sonido de un enorme cristal rompiéndose en pedazos, y nadie se atrevió a decir nada, él tomó un nuevo sorbo de su bebida, y el ruido se tomo el lugar de nuevo, como si no hubiera pasado nada.

El tiempo se detuvo en su mente, y se dio cuenta de las cadenas que lo inmovilizaban, como si el humo mismo que él mismo exhalaba formara unos grilletes mortales al redor de sus piernas, pecho y manos, que lo ataban, que su vida drenaban, que su existencia frenaban. Pero cuando se dio cuenta de su propio ser, destrozado, simplificado, humillado, de su propio error, ceguera, de su propia respuesta, logro desatar esas cadenas de denso y oscuro humo, aunque en el fondo sabia que una esquina de su corazón un de las ataduras perduraba.

Rompió la catatonia, se levanto de su silla, miro a su alrededor y con un profundo suspiro continuo con la velada.

R. Saldarriaga
Inconcluso…

lunes, 4 de abril de 2011

¿Por qué escribir?

La verdad es difícil darle una razón al porque comencé hoy a escribir esto, si de hecho, no considero que hoy mi vida haya dado un vuelco, o mi ser haya cambiado en lo absoluto, creo que simplemente vi que era el momento de plasmar mis sencillas palabras en algún lado, sin nada especial, simplemente ideas que entre cigarrillos y copas, cafés y discusiones, nacen y quedan inquietas, retozando en mi mente, queriendo salir y ver la luz.

Una luz que entre los oscuros parajes y laberinticos caminos de mi mente y mi personalidad no logran ver del todo, por eso quiero darle este regalo a mis ideas, un lugar para surgir y si algún lector se apiadase de ellas y les diera un par de minutos para contemplarlas, seguro que les otorgaría una nueva dimensión, al menos en su microscópico universo de la pequeña palabra escrita.

Tal vez no logre dilucidar un porque, una respuesta a la pregunte, creo que solo justifique mi motivo propio para hacerlo, quizá soy un intento de escritor egoísta, o solo soy malo con las respuestas concretas, al menos soy pésimo para dármelas a mí mismo, creo que suelo evadir mis propios motivos, para no caer en el riesgo de sentirme plano e insulso, o peor aun blanco, sin manchas, sin ninguna historia que contar.
Por último quiero compartir, en mi primera entrada introductoria, una frase que el gran Julio Cortázar dijo alguna vez: “En suma, desde pequeño, mi relación con las palabras, con la escritura, no se diferencia de mi relación con el mundo en general. Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal como me son dadas.
Estoy cansado, es tarde, otro día seguiré. 


R. Saldarriaga