sábado, 7 de mayo de 2011

Sientes el roce de la Luna en tu piel.

Te veo,
De lejos, oculto en la bruma de mis pensamientos,
Oculto como el destino de un viajero sin rumbo,
Perdido en esa imagen que tengo de ti,
Y te siento, espero, con los labios secos.

Y me ves,
Me atrapas en la trampa de tus ojos,
Me arrancas de mi escondite,
Y estoy perdido en la inmensidad de tu mirar,
Mis labios ya no están secos.

Te veo,
De nuevo quiero que caigas en mi trampa y lo sabes,
Entonces juegas, volteas la mirada,
Pero yo la siento penetrante, quema mi sangre,
Lloran mis ideas.

Y me ves,
Eres mía, te toco con la mirada,
Te atrapo, no más juegos de lejos,
Estas allí para mí y no puedo esperar,
Quiero ver la luz de la Luna rozando tu piel,
Soy tu presa y tus ojos la carnada.

Te veo,
Acostada esperándome,
Veo como la Luna te acaricia, te seduce,
Y lo siento en mi piel, me acerco, estas en mis brazos,
Somos uno, somos todo,
No somos nada.

Y me ves,
Tus labios tocan los míos,
Suave caricia,
Y me pierdo en mí ser,
Dentro muy dentro de mí mismo,
Siento el temblor, eres tú.

Te veo,
Escapo de mi mismo,
Estoy allí en frente tuyo, te admiro,
Puedo ver como juegas,
Entre luz y sombra,
No sé donde estoy, pero te siento.

Y me ves,
Lleno de deseo, como un loco,
Te toco, te veo,
La luz y la Luna, mis cómplices,
Jalo tu pelo,
Quemamos pasiones.

Te veo,
De nuevo de lejos, te despides,
Adiós,
Desatamos un incendio,
Y solo me dejas, con tu perfume,
Vuelvo a mi propia historia,
Ya sé lo que pasa cuando te veo y tú me ves.

 R. Saldarriaga.